viernes, 22 de noviembre de 2013

Poesía Recordada VIII

Mírate. Tú. Libre.
Libre de anzuelos entre líneas,
grandes esperanzas
crueles intenciones
y promesas al atardecer.
Libre,
como siempre quise que te vieras
como siempre te quise ver.
Libre de las voces y las luces
que te desvelan
y de la sombra umbilical
que te ata a mí,
que te aleja de mí. Mírate.
Tú que fuiste legión y vanguardia
de los ejércitos de la locura y la razón,
estruendo de niña, niña de almendro
y frotar de pies bajo edredón.
Tú que fuiste
trazo de tiza, paciencia caliza
desespero volcánico y magma y ceniza
de una Pompeya
en la que sólo ardieron dos.
Porque todo lo bello debe morir
antes de la resurrección.
Mírate ahora,
estatua de sal bañada de sol;
en tus muñecas, salida de emergencia,
cianuro bajo tu lengua y en tus labios
rojo letal.
Tú que fuiste
lago sin orilla, orilla del Aqueronte
y semilla y horizonte del bien
y del mal.
Mujer de aguas rotas
devorando al gran Dragón Rojo
sin la ayuda de Dios,
con la luna a los pies
y el Uroboros en la boca, tú,
arrodillada y ofrecida a los demonios
como la propia Babel,
Mírate ahora, más tú que nunca
vestida de tinta y de cuervos,
con tu corona de espinas
y tu puño de hierro,
sobre tu reino de brujería y fantasmas
con máscaras de espejo
que sólo reflejan
tu se mira pero no se toca
y tu rampa de coca hacia el cielo,
tú, criada por Fobos
bajo el signo de Marte para ser
cimitarra danzante
Mnemósine sin Leteo,
Medusa sin Perseo, Equidna sin Tifón
y crudelérrima verdad con y sin razón,
tú que vuelves a mí siempre
recién tatuada por otra nueva canción.
Que sufres por tu muerte
como la última
de una especie en extinción,
mírate ahora como te miro yo.
Como carne contra cuchillo
voluntad de vida contra pena de muerte, meteorito celeste
y Mujer de piedra saliendo del agua,
como Ícaro de vuelta
llevando bajo el brazo las alas
o la parte de Ulises que se tragó el mar.
Como Pétalo de lágrima,
lágrima de piedra sobre mármol
de lápida y vértigo en la torre de nácar
y marfil tú, página arrancada
del diario de Mary Read,
rosa de los vientos
y dislexia de alfabetos
aún por escribir, cinabrio rojo y principio alquímico del fin
sobre noches de carretera y speed
mírame ahora que todos están mirando,
ahora que soy
rastro de opio en la pipa de Baudelaire,
mota de polvo en las gafas
de Hermann Hesse
y único amigo del reo Raskólnikov,
diente de hidra en el zurrón de Jasón
y Jonás destripando a la ballena
desde el interior,
tormenta después de la calma
y Tántalo abierto de piernas
al hambre la sed y el dolor.
Cuello de Ganesha, brazo de Shiva
y piel de tambor vudú,
sonrisa de pobre, urticaria de rico
óxido en pico de oro y loro
disecado en botella de vidrio,
hombre bala con sangre de pólvora
y rastro de Gala en dedos de Dalí,
Y cuenta atrás
para amanecer nuclear
al que llamaron Trinidad.
Porque contigo y sin ti soy
Décima plaga en Egipto
Noveno círculo del infierno
Octava que separa
el grito de la guerra
del canto que celebra
la Resurrección del Vivo,
Séptimo sello abierto a la nada,
Sexto mandamiento
salpicado de esperma en la cara
Quinto jinete del Apocalipsis
sin caballo ni Armageddón
cuarto acolchado de luz blanca y ariprazol
Tercer ojo del Ajna
Segundo principio de la termodinámica
y desgarro de primer y espantosamente único
amor.
Y si cierras los ojos
seremos la luz que encienda
el primer reactor de fusión.

Dante Alarido - Carlos Elias

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